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Tecnologia

Delorean DMC-12: Un clásico del futuro

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La memoria estadounidense ha sido más que amable con John DeLorean, un playboy de la industria automotriz en la década de 1960 que renunció a General Motors para fundar su propia compañía. Para muchos, John fue un visionario con ideas demasiado avanzadas para su tiempo, un Elon Musk de sus tiempos, podría decirse, con el mismo gusto por California, los blue jeans y el estilo de vida de una estrella de rock que sale con modelos. Todo un aventurero dispuesto a enfrentarse al poder de la industria de Detroit para entregarle al pueblo norteamericano el carro del futuro. En cambio, poco se habla de los escándalos de fraude que rodearon a John DeLorean, de los cargos por traficar droga procedente del cartel de Medellín –de los que casi no puede librarse– o de cómo llevó a la ruina a su propia empresa.
Todo gracias a la película Back to the future. Desde que llegó a las pantallas de cine en 1985, el DMC DeLorean –también llamado DMC-12– es recordado como un clásico de la cultura estadounidense y un ícono de los años ochenta, al igual que las motos Triumph en los años cincuenta. Sin embargo, antes de esa oleada de popularidad y nostalgia, el DeLorean no era más que el hazmerreír de la industria: “En una exposición de autos en Cleveland, un visitante estuvo atrapado dentro de un DeLorean por más de una hora porque sus puertas de ala de gaviota no abrieron”, escribió el periodista Alex Pappademas para The Outline. “Hay una falla de diseño en el sistema eléctrico del auto que daña la vida útil de la batería, como descubrió el amigo de DeLorean, Johnny Carson, cuando su recién comprado DMC-12 se dañó poco después de sacarlo del concesionario”.
El DeLorean era menos seguro, menos eficiente y menos poderoso de lo que su creador había prometido. “Este carro es para un mercado particular: ¡El soltero excitado que lo logró!”, había dicho DeLorean en cierta ocasión, e intentó vender el carro bajo esta premisa de lujo, que llevó al límite en su aspiración de vender algunos vehículos pintados en oro a 85.000 dólares. El DMC, en cambio, no lo logró y su rotundo fracaso fue el fin de la DeLorean Motor Company.
Pero 34 años después, el diseño y el estilo futurista –creado en 1974 por el famoso diseñador Giorgetto Giugiaro a partir del Porsche Tapiro que había diseñado unos años antes– lograron trascender para convertir este carro en clásico. Esa apuesta fallida estaba llena de potencial y de elegancia. Como dijo Doc Brown: “Si vas a construir una máquina del tiempo en un carro, ¿por qué no hacerlo con algo de estilo?”. Y DeLorean, tanto el hombre como la máquina, tenían estilo de sobra.
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