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Tecnologia

Pinarello: espada carbono

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Foto:

Revista Don Juan
Giovanni Pinarello nunca llegó a ser un gran ciclista. Su mayor logro fue haber ganado la maglia nera en el Giro d’Italia de 1951, cuando se entregó por última vez esa camisa de color negro al participante que terminaba la carrera en el lugar más bajo de la clasificación. Y no era fácil ganarla, pues era un honor por el que los participantes competían arduamente: se escondían para perder tiempo en el camino y hasta se perforaban sus propias llantas a
propósito.
Al año siguiente, Pinarello se retiró del ciclismo. Tenía 29 años cuando decidió que su destino no era manejar bicicletas, sino construirlas. Con una indemnización de 100.000 liras por ceder su puesto en el equipo, compró
un taller en Treviso y se puso manos a la obra. Para los años setenta ya sus bicicletas tenían una reputación y una lista de galardones que se iba ampliando cada año. Y entre todas sus bicicletas había modelos muy exitosos, como la Tre Cime –bautizada en honor a la cima que le dio la victoria del Giro a Giovanni Battaglin en 1981– y la Treviso –uno de los modelos más populares en la década de 1980–. Pero ninguna fue tan icónica como la Espada. Era una obra maestra creada especialmente para Miguel Induráin, quizá el ciclista español más grande del siglo XX. La Espada estaba hecha con fibra de carbono y su diseño aerodinámico fue pensado para que Induráin rompiera el récord de la hora en 1994. Sin embargo, la imagen futurista de esta bicicleta dominando las etapas de contrarreloj en el Tour de Francia de 1995 quedó para la historia. Tal vez para la Unión Ciclista Internacional los modelos así de extravagantes ya no sean válidos, pero no se puede negar que la Espada siempre será la capolavoro, la obra máxima de Pinarello.
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