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Historias

Los hombres detrás de las redes sociales

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Ahora, tienen billones de dólares en sus cuentas y tienen a la humanidad esclavizada en sus juegos y redes sociales. Ellos son los reyes de internet, y saben más de nosotros que la CIA, el FBI y nuestras propias familias.
Jack Dorsey (TWITTER)
Más nerd que Zuckerberg y más innovador que Steve Jobs, el creador de Twitter es un tipo a quien le cuesta mirar a los ojos cuando habla. Sin lugar a dudas es uno de los mejores ejemplos de esa extraña generación de nuevos gurús de la Internet que calzan tenis, su oficina es un iPad, y pasaron de un dormitorio universitario a la lista de Forbes. De hecho, la historia de Dorsey es la del adolescente a quien le costaba comunicarse y tener amigos, así que se dedicó a programar en su computador.
Sus otras aficiones eran los trenes y escuchar las comunicaciones del 911 y pedidos de taxis a través de un escáner de ondas radiales. Aunque el flujo constante y dinámico de información que por allí se transmitía lo inquietaba bastante, en verdad lo cautivaba el laconismo propio de esos mensajes inconexos e instantáneos. Todo eso sirvió de inspiración para la red social que años más tarde se llamó Twitter. Conclusión: mientras que los más populares de su clase probablemente tienen que medir su salario para comprarse un trago en un bar, hoy por hoy la compañía de Dorsey, el tímido, hace negocios por valores superiores a los 110 millones de dólares. Y su salida a la Bolsa está planeada para mediados de noviembre de 2013.
Evan Sharp, Ben Silbermann y Paul Sciarra (PINTEREST)
Fundada por tres emprendedores de las nuevas tecnologías, Sciarra abandonó el barco hace poco y ahora solo reman Silbermann y Sharp. El caso de Pinterest es distinto de casi todo lo demás en la Internet: su éxito no fue repentino, sino que se forjó con trabajo continuo y paciencia, mucha paciencia. Cuando se lanzó en 2009, el sitio era tan malo y confuso que nadie entendía muy bien de qué se trataba todo. Un año después apenas contaba con 10.000 usuarios registrados, y la mitad de ellos ni siquiera lo usaba a diario.
Todo era tan frustrante y penoso que sus creadores, en lugar de cerrar y reconocer ante familiares y amigos que su red social era un absoluto absurdo, continuaron trabajando en ella e invirtiendo dinero como si les fuera muy bien. Silbermann llegó al extremo de darle su correo y su número telefónico privado a desconocidos con tal de recibir retroalimentación. Pero a la larga, esa fue su salvación. A fuerza de mejoras continuas, actualizaciones de interfaz y pura obstinación, tres años después Pinterest consiguió que 20 millones de usuarios entendieran su sistema de coleccionar imágenes online.
Jeffrey Preston Bezos (AMAZON)
Durante los primeros años de la Internet, antes de la aparición de las redes sociales, Amazon.com era la única página que, en cuestión de visitas, se batía de igual a igual con la pornografía. Jeff Bezos creó este sitio en 1994 durante una de esas crisis existenciales que experimentan los genios cuando se cansan de una vida que no los reta y lo abandonan todo, en su caso la vicepresidencia de una firma en Wall Street. Se fue a un road trip de Nueva York a Seattle y terminó por inventar una de esas cosas que cambian el mundo, en su caso una librería que no necesitaba empleados ni bodega. Como Apple de Steve Jobs, Amazon nació en una cochera. Y como Zuckerberg, Bezos es ahora millonario: su fortuna personal se estima en 28 billones de dólares.
Esto le ha permitido tener el músculo de las finanzas tonificado y embarcarse en aventurillas personales como comprar, por 250 millones de dólares en cash, el diario The Washington Post. También rescató del fondo del océano los motores del Apollo 11, porque ahora que Amazon anda tan bien, Bezos no se quiere aburrir y anda impulsando Blue Origin, una compañía que creó para hacer de los viajes al espacio una cosa cotidiana. En fin, esas son las ocupaciones típicas de las mentes brillantes.
Dom Hofmann, Rus Yusupov y Colin Kroll (VINE)
Dada la velocidad a la que evoluciona la Internet es posible que mientras usted lee esto surja una nueva app que lo cambie todo, pero a la fecha la herramienta más usada en el mundo para grabar y compartir video en las redes sociales es Vine. Creada por Dom Hofmann, Rus Yusupov y Colin Kroll, tres amigos que aún parecen llevársela bastante bien, confirma que la combinación nerd+artista es, hoy por hoy, una fórmula para hacerse exitoso, famoso y, de paso, millonario.
La ecuación en Vine funciona así: gusto obsesivo por el cine + capacidad de programar algo capaz de optimizar video en tiempo real + concepción minimalista, ascética y práctica de las interfaces = app que permite grabar 6 segundos de video con solo tocar la pantalla del móvil (Vine eliminó los botones record/pause y al noventero puntico rojo parpadeante).
La aplicación la usan por igual novatos del video, directores de cine y artistas de stop motion. Twitter la adquirió cuando aún era un proyecto, con la intención de convertirla en su servicio de imágenes en movimiento. La transacción se estimó en 30 millones de dólares, representada en billetes para los tres nerds creadores, y participación accionaria para los inversionistas originales de la incipiente startup.
Uri Levine, Ehud Shabtai Y Amir Shina (WAZE)
Waze ganó en febrero el premio a mejor app del año y cuatro meses después Google la compró por 1.3 billones de dólares. Así funcionan los negocios de hoy. Creada en Israel, Waze tomó la practicidad de los servicios de posicionamiento satelital y los mapas en línea, lo combinó con toda la parafernalia de las redes sociales, y le dio una media vuelta de tuerca a lo que ya estaba inventado. Así, mientras el usuario esquiva trancones y encuentra direcciones complicadas, hace amigos y acumula puntos que elevan su estatus, un concepto fundamental cuando se habla de socialización en la Internet.
Si hace veinte años los GPS eran cosa de militares, hace diez de exploradores y hace cinco de obsesionados del tráfico, hoy por hoy es posible conseguir novia mientras conduce porque resultó compartiendo ruta con un lindo avatar. Los creadores son tan israelíes como sus nombres, y parecen constituir uno de esos grupos de trabajo que se basan precisamente en que cada personalidad diferente hace una parte fundamental del trabajo: el técnico, el economista y el genio despistado. Apalancados por la que ahora es su compañía protectora, seguramente llegarán con su aplicación a muchos más de los 40 millones de usuarios que ya tenían.
Brian Acton y Jan Koum (WHATSAPP)
Este par de desertores de Yahoo crearon Whatsapp en 2009, cuando descubrieron que los viejos mensajes de texto aún eran usados en los llamados teléfonos inteligentes, capaces de hacer muchas más cosas que solo enviar y recibir caracteres monocromáticos. ¿Adónde quedaba toda esa capacidad de soportar información tipo multimedia? Se desperdiciaba. Esto es conocido, en términos de mercadeo, como “un hueco en el mercado”, el sueño dorado de todo emprendedor.
Este agujero decidieron llenarlo Koum y Acton con un sistema de mensajería instantánea que también incluyera envío de imágenes, notas de voz y clips de videos. Así nació Whatsapp, la app de .99 centavos de dólar que sepultó al chat de Blackberry. Pese a tener 200 millones de usuarios, y un promedio de intercambio de aproximadamente 12.000 millones de mensajes al día, apenas cuenta con 42 ingenieros en su staff, una relación extremadamente eficiente en términos empleado/millones de usuario. De hecho, Whatsapp es, en todo sentido, una empresa discreta más centrada en su desarrollo y crecimiento que en la parafernalia mediática que a veces caracteriza a sus competidores de Silicon Valley.
Vivek Gundotra (GOOGLE+)
En las grandes corporaciones las cosas no las crea alguien. Las crea la “corporacion”. Es decir, Google+ no fue creado por alguien. Lo creo Google. Sin embargo, se ha filtrado que el cerebro detrás de todo parece ser Vivek Gundotra, un hombre tranquilo de ascendencia hindú, que maduro para la tecnología como una de las cabezas pensantes en Microsoft durante casi un par de décadas. Desde 2007 trabaja para Google y hoy en dia es uno de sus vicepresidentes de ingeniería. La información en la Internet lo cita como el “zar de las aplicaciones sociales de Google” y es posible que lo sea, aunque “la Corporación” se porte discreta al confirmarlo.
Lo cierto del caso es que Gundotra es, como se dice en este negocio, un evangelist, es decir, alguien encargado de convencer a otros para que asimilen y comiencen a consumir una nueva tecnología, como las controversiales GLΛSS –las gafas de Google–. Si Google es una religión, Gundotra es su profeta. Y juntos reportan, este ano, 14.000 millones de dólares en ganancias.
Mark Elliot Zuckerberg (FACEBOOK)
Quizás para evitarle enormes batallas legales contra sus escasos amigos, algún buen abogado asesor le aconsejó que el título de fundador de Facebook fuera una torta compartida entre cinco. Sin embargo, las cosas son de quien se las inventó y el nerd a quien se le ocurrió todo fue Zuckerberg. No tiene título universitario, pero sí 13,3 billones de dólares, y eso, además de rankearlo en el puesto 66 en la lista de los adinerados de Forbes, también lo ubica en un puesto aún más curioso: primero en la lista de los millonarios self-made, con fortunas que inspiran más respeto que las de los príncipes herederos.
También está en la lista de los ricachones menores de 30 años y, posiblemente, entraría al top 5 en un conteo sobre multimillonarios que no lo aparentan, porque ni el éxito ni el dinero han impedido que Zuckerberg aún parezca en high school. Pese a ir al trabajo con un bucito de capucha, el CEO de Facebook está consiguiendo el sueño de los malos de la ciencia ficción moderna: conectar al mundo entero online. Y aunque las especulaciones acerca del futuro de su compañía no siempre son positivas, sobre todo durante esos meses cuando su acción se vendió a menos de 20 dólares –a mediados de 2013 la tendencia ha sido al alza–, no cabe duda de que su dinero y su frialdad de programador le proporcionarán el mómentum suficiente para seguir haciendo negocios.
Ilustración: Javier Garzón
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